El mundo debe tomar medidas urgentes y coordinadas para cumplir con las agendas climáticas y de aire limpio. En marzo de 2025, representantes de gobiernos, organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales se reunieron en Brasil para la con el fin de encontrar soluciones que frenen el calentamiento global y eliminen la contaminación de nuestros cielos a corto plazo. La agricultura es fundamental para estas soluciones. Para que sean efectivas, todas las naciones deben unirse para tomar medidas decididas y ambiciosas ahora. Cualquier retraso nos arriesga a arar un surco torcido.
En 2004, la temperatura media global superó en 1,5°C los niveles preindustriales por primera vez en la historia. Según el informe la contaminación atmosférica contribuyó a la muerte prematura de aproximadamente 8 millones de personas en 2021. Los datos indican que el sector agroalimentario y quienes dependen de él se están viendo afectados por las temperaturas extremas y la contaminación atmosférica provocadas por el clima, , como la soja en América Latina y el trigo y el maíz en Europa y Asia. A nivel mundial, el 10 por ciento de las tierras cultivables podría ser infértil para 20501 y hasta 80 millones de personas podrían estar en riesgo de padecer hambre. Necesitamos medidas rápidas, eficaces y justas.
Reducir las emisiones de “supercontaminantes”, incluidos los contaminantes climáticos de vida corta (CCVC), como el metano, el carbono negro, los hidrofluorocarbonos y el ozono troposférico, así como el óxido nitroso de vida más larga, es la respuesta. Estos agentes de calentamiento, mucho más potentes por tonelada que el dióxido de carbono (CO2), aceleran el aumento global de las temperaturas. Muchos de estos contaminantes reducen la fertilidad del suelo y el rendimiento de los cultivos, y contribuyen a enfermedades respiratorias, como el asma y el cáncer de pulmón. Pero la mayoría de ellos tiene una vida media corta en la atmósfera, que va de días a décadas. Por lo tanto, reducir las emisiones de supercontaminantes, en paralelo con el trabajo continuo para mitigar el CO2, es la forma más rápida de frenar la crisis climática. Traerá beneficios en términos de calidad del aire, salud humana y de los ecosistemas, y también seguridad alimentaria.
La agricultura es un sector crucial para la acción contra los supercontaminantes. Constituye , con un 32 por ciento debido a la ganadería (por la fermentación entérica, la que ocurre en el sistema digestivo de los animales, y el estiércol animal) y un 8 por ciento causado por la producción de arroz. A nivel mundial, la quema a cielo abierto de residuos de cultivos también es responsable de . En algunas regiones, esta cifra puede alcanzar hasta el 30 por ciento.
Además, la debido al uso de fertilizantes y la gestión del estiércol. Y los alimentos perdidos o desperdiciados ( aumentan las emisiones de metano si los dejamos descomponer en vertederos.
Por el contrario, la agricultura ofrece numerosas soluciones para combatir los supercontaminantes. Las prácticas sostenibles, los sistemas más eficientes y las alternativas más limpias en la agricultura pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la contaminación atmosférica, a la vez que mejoran los rendimientos, las vidas y los medios de subsistencia. El uso de residuos de cultivos para bioenergía o como biomateriales innovadores, o su reincorporación al suelo en lugar de quemarlos en los campos, reduce las emisiones de carbono negro y genera valor para los agricultores. La alternancia de humedecer y secar los arrozales, en lugar de inundarlos continuamente, reduce las emisiones de metano y aumenta la resiliencia de la producción de arroz ante la creciente presión en relación con el agua. La gestión sostenible del nitrógeno, que incluye un mejor procesamiento del estiércol y una aplicación más específica de fertilizantes, reduce el ozono troposférico y las partículas “PM2.5” (aquellas que miden menos de 2,5 micrómetros de diámetro) en la contaminación atmosférica, y puede reducir los costos de producción en la explotación agrícola. La cría selectiva de cultivos resistentes al ozono también reduce las pérdidas de cosechas.
Brasil ya está dando pasos decisivos en esta dirección. Como copresidente de la , el país ha fortalecido su compromiso multilateral y expandido sus esfuerzos a través de 22 ministerios, lo que refleja un enfoque transversal a la política ambiental. Con una cartera apoyada por la CCAC, Brasil está avanzando en estrategias de reducción de metano en la gestión de residuos y la agricultura, dos sectores clave para la acción. , en vigor durante más de una década, promueve prácticas ganaderas sostenibles, incluyendo el acabado intensivo del ganado y la gestión mejorada del estiércol, lo que ayuda a frenar las emisiones de fermentación entérica. Mientras tanto, los Ministerios de Agricultura y Medio Ambiente están trabajando para refinar los inventarios nacionales para informar mejor las medidas de mitigación específicas. Estos esfuerzos pueden posicionar a Brasil como un líder en la lucha contra los supercontaminantes, demostrando que la acción climática ambiciosa es factible y necesaria.

La colaboración con la academia, las instituciones de investigación, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil es clave. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la CCAC están implementando un proyecto en Camboya que investiga la . En Ruanda, estamos trabajando para desarrollar una estrategia de reducción de metano para el sector ganadero y una propuesta de financiamiento para mejorar la digestión anaeróbica del estiércol para bioenergía. En Colombia, se está implementando una para reducir los supercontaminantes, especialmente el carbono negro, de la quema a cielo abierto de arroz, maíz, ca?a de azúcar y otros cultivos prioritarios. Los agricultores de la India están explorando la mejor manera de , incluso en forma de briquetas o biogás comprimido, como una alternativa a la quema a cielo abierto. Más adelante este a?o se publicarán nuevos conocimientos científicos con un Informe sobre el Estado Mundial del Metano y una Evaluación Integrada de los Sistemas Agroalimentarios para la próxima , que se celebrará en Belém, Brasil, del 10 al 21 de noviembre de 2025.
Pero esto es solo la punta del iceberg que se está derritiendo. Necesitamos ampliar la implementación de estas soluciones para reducir los supercontaminantes. El sector agrícola necesita apoyo para implementar las prácticas que, en última instancia, definirán nuestro futuro climático y el futuro de la seguridad alimentaria y nutricional. se destina a soluciones para sistemas agroalimentarios, que se encuentran entre las mejores inversiones para reducir los supercontaminantes y aumentar la resiliencia del sector. Los agricultores y otros productores necesitan más asesoramiento sobre técnicas adecuadas, capacitación para su uso, financiación para su implementación y el apoyo de asociaciones afines para mantener el rumbo. Ahora es el momento de redoblar los esfuerzos en políticas públicas de apoyo, aumentar la inversión pública y privada, y ampliar los estudios sobre las vías para lograr sistemas alimentarios más resilientes, equitativos y sostenibles.
Para desbloquear la financiación, hay algo que las naciones pueden hacer ahora. Pueden aumentar las medidas ambiciosas para combatir los supercontaminantes, especialmente los que emanan de la agricultura y los sistemas alimentarios, en sus contribuciones determinadas a nivel nacional, así como las medidas de mitigación del CO2, antes de la COP 30 en noviembre. Aumentar sus objetivos atraerá los recursos financieros, tecnológicos y de capacitación necesarios, tanto de fuentes públicas como privadas. Esto les ayudará a lograr la mitigación del cambio climático, a la vez que garantiza la salud, la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas a su cargo.
En el camino a Belém este a?o, la atención a los supercontaminantes podría ser una de las medidas más eficaces que tomemos para asegurar un futuro mejor para todos. No hay tiempo que perder ni excusas para demorar. Existen medidas probadas y relativamente económicas, y los beneficios son numerosos. Actuaciones específicas para reducir las emisiones de supercontaminantes climáticos de vida corta podrían ayudar a salvar nuestro futuro.
Notas
1 Jon Sampedro y otros, “Future impacts of ozone driven damages on agricultural systems”, Atmospheric Environment, vol. 231, 117538 (2020). Disponible en https://doi.org/10.1016/j.atmosenv.2020.117538.
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