30 junio 2024

?Hoy es un día de gran celebración para quienes defienden la conservación de la vida silvestre en todo el mundo! Han pasado 50 a?os desde que la ) entró en vigor el 1 de julio de 1975. Este hito no es simplemente un momento marcado en el tiempo; es un momento para reflexionar sobre el camino recorrido en la búsqueda de la conservación de animales y plantas en la naturaleza, y para reunir fuerza y sabiduría para el camino que tenemos por delante.

El viaje que comenzó como una visión forjada en Arusha, reconocida en Nairobi y Estocolmo, firmada en Washington, DC por 21 países y ratificada primero por 10 países, se ha convertido en uno de los acuerdos ambientales multilaterales de mayor impacto en el mundo, un tratado único en el que el comercio se cruza con la biodiversidad.

Debemos honrar el legado de los numerosos visionarios que sentaron las bases de esta Convención: conservacionistas, comerciantes, legisladores y líderes comunitarios. Celebremos los logros de nuestras 185 Partes signatarias, quienes han trabajado incansablemente e invertido considerablemente para implementar los principios fundamentales de la Convención: legalidad, sostenibilidad y trazabilidad. Estos principios constituyen una obligación legal para garantizar que el comercio internacional de animales y plantas incluidos en la CITES esté bien regulado.

Las Partes de la CITES continúan fortaleciendo este compromiso cada día a través de una implementación efectiva, incluso formulando dictámenes de no perjuicio para asegurar que el comercio sea sostenible, verificando la adquisición legal para asegurar que especímenes ilegales no ingresen al comercio internacional y tomando medidas de cumplimiento cuando sea necesario.

Sin la acción de las Partes, la CITES se habría estancado en la línea de partida. Sus esfuerzos son el motor que impulsa la Convención hacia un futuro donde el comercio internacional impulse tanto los objetivos de conservación como los beneficios económicos y de subsistencia sostenibles.

En las últimas cinco décadas, el panorama que nos rodea ha cambiado drásticamente. El comercio mundial se ha expandido a una escala sin precedentes. La población humana se ha duplicado. La triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación amenaza nuestra propia existencia. En este contexto, la CITES ha crecido, no solo en tama?o, sino también en propósito y relevancia. La Convención se ha convertido en un puente vital entre la conservación y el comercio, entre la ciencia y la política, y entre las generaciones presentes y venideras.

La Reunión Plenipotenciaria de la CITES, o Convención de Washington, se celebró en Washington, D.C. en 1973, con 80 países representados. Se revisaron 25 documentos oficiales, 25 propuestas sobre fauna y 5 sobre flora. Actualmente, la CITES regula el comercio de más de 40.000 especies. En la última reunión de la Conferencia de las Partes (CoP), celebrada en 2022, 160 de las 185 Partes de la CITES estuvieron representadas y decidieron a?adir o modificar el estatus de más de 500 especies en los Apéndices de la CITES. De las propuestas adoptadas, se acordó que el comercio internacional de 4 especies de aves, 100 especies de tiburones y rayas, 50 especies de tortugas terrestres y galápagos, 160 especies de anfibios y 150 especies de árboles se regularía en virtud de la CITES.

La Secretaria General de la CITES, Ivonne Higuero (segundа desde la derecha), se dirige al Comité de Flora de la CITES en su vigésimo sexta reunión en Ginebra, Suiza, en 2023. Foto: Secretaría de la CITES

Esta expansión refleja la urgencia ecológica. Las incorporaciones simbolizan una comprensión cada vez mayor de la profunda integración de los animales y plantas silvestres en nuestra cultura, nuestros medios de vida, nuestras economías y nuestra propia supervivencia. Sin embargo, el crecimiento conlleva complejidad. Las decisiones científicas, legales y de gestión deben abordar ahora más actores, más datos y más riesgos que nunca. Esto requiere disciplina, inclusión y herramientas más precisas.

El , elaborado por el Análisis de los Registros del Intercambio de Fauna y Flora en el Comercio, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Organización Mundial del Comercio, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, destacó que hace medio siglo, la mayor parte de la fauna silvestre comercializada provenía de la naturaleza. Sin embargo, hoy en día, gran parte del comercio involucra especies provenientes de instalaciones de cría en cautividad o viveros, producidas bajo estrictos requisitos y condiciones. Estamos presenciando la evolución del comercio internacional de vida silvestre, y la Convención está evolucionando y adaptándose para abordar los desafíos y oportunidades asociados.

Además, con el paso de los a?os, las Partes de la Convención han mostrado una creciente preocupación por las amenazas de sobreexplotación y han ampliado el alcance de las especies incluidas en los Apéndices, que ahora incluyen más de 800 especies arbóreas y 2.000 especies marinas. También hemos presenciado la eliminación de especies de los Apéndices y la transferencia de especies del Apéndice I al II cuando los esfuerzos de conservación y los controles de la CITES han tenido éxito. Estas son se?ales tangibles de progreso: prueba de que la regulación, bien dise?ada e implementada, puede impulsar la sostenibilidad.

El camino no siempre ha sido fácil. En los últimos a?os, hemos superado convulsiones globales: la COVID-19, crisis financieras, gripe aviar, cambios repentinos en las sedes de las CoP, dinámicas geopolíticas desafiantes e interrupciones en la cadena de suministro. Sin embargo, a pesar de todo, la CITES no solo ha resistido, sino que se ha fortalecido. Hemos celebrado reuniones de órganos rectores y científicas en condiciones sin precedentes. Se han tomado decisiones en circunstancias difíciles, y aun así se ha avanzado gracias al firme compromiso y la colaboración de nuestras Partes, los hábiles presidentes de los diversos comités y los numerosos expertos que dedican su tiempo voluntariamente a pesar de sus grandes cargas de trabajo en sus países de origen.

Al mismo tiempo, reconocemos que debemos adaptar nuestra forma de trabajar, no solo los temas en los que trabajamos. La CITES funciona como un organismo coordinador de las Partes que operan dentro de un marco multilateral. La gobernanza es colectiva, las Partes buscan que las decisiones se tomen por consenso, y la función de la Secretaría es facilitar la implementación. A medida que los cambios han ido ocurriendo, la Secretaría también ha evolucionado. Hoy nos enorgullece ser geográfica y culturalmente más representativos que nunca, con personal de más de 25 países. Y por primera vez en nuestra historia, la Secretaria General es una mujer y proviene del Sur Global. Estos cambios reflejan la evolución de la conservación: una visión global, inclusiva, diversa, empática y profundamente colaborativa. La Secretaría se mantiene sólida, con una experiencia demostrada en la materia, un profundo conocimiento técnico y una dedicación inquebrantable, cualidades que las Partes reconocen constantemente.

Aloe del Cabo (Aloe ferox), una planta incluida en el Apéndice II de la CITES. Foto: Lynette/Adobe Stock

En las últimas décadas, la CITES ha desarrollado y aprovechado un conjunto de herramientas que nos ayudan a navegar en un panorama cada vez más complejo, no solo para mantener el ritmo sino para liderar.

La Convención está transformando décadas de datos en información. La CITES mantiene uno de los conjuntos de datos más robustos sobre el comercio internacional de vida silvestre, reportado por las Partes durante más de 40 a?os. La ha alcanzado más de 25 millones de transacciones comerciales. Herramientas como y respaldan la toma de decisiones en tiempo real sobre riesgos, tendencias y sostenibilidad. A través del , hemos proporcionado datos y análisis de campo a largo plazo a las Partes de la CITES para ayudarlas a tomar decisiones sobre la conservación y la gestión de los elefantes. , o sistemas eCITES, facilitan cada vez más la emisión digital de permisos y su integración en los sistemas nacionales de “ventanilla única”, mejorando la transparencia, la trazabilidad y la eficiencia en tiempo real.

La ciencia sigue siendo la piedra angular de la Convención. Recientemente, numerosas Partes, observadores y expertos independientes elaboraron una guía general sobre los Dictámenes de extracción no perjudicial (DENP) para garantizar la sostenibilidad del comercio de animales y plantas. La regulación de la introducción desde el mar o IFS, que es el arribo de especies incluidas en la CITES capturadas en zonas fuera de la jurisdicción nacional, representa un desafío singular para las Partes, y la CITES también está considerando la elaboración de una guía.

La CITES apoya el cumplimiento de maneras más inteligentes. Con enfoques personalizados, como planes de acción para el cumplimiento, seguimiento de casos, misiones técnicas específicas y desarrollo de capacidades directo, la Secretaría ayuda a las Partes a fortalecer sus marcos jurídicos y regulatorios sin recurrir a un modelo único. Las recomendaciones se elaboran meticulosamente para brindar a las Partes el mejor asesoramiento para una implementación y cumplimiento más efectivos de las disposiciones de la Convención.

Regular el comercio y el uso de la vida silvestre beneficia a las personas, al planeta y a la prosperidad, pero esto se ve gravemente afectado por los delitos contra la vida silvestre. Por lo tanto, la CITES ha asumido un papel fundamental en la lucha contra estos delitos. A través del , se brinda apoyo directo a guardabosques, agentes de aduanas y policía, fiscales y otros actores del sistema de justicia penal. El uso de herramientas forenses es cada vez más frecuente y se presta especial atención a la lucha contra los flujos financieros ilícitos, los riesgos de corrupción, los delitos contra la vida silvestre vinculados a internet, entre otros.

La Secretaria General de la CITES, Higuero (centro-izquierda, con un cartel), asiste al lanzamiento de la Red Mundial de Jóvenes de la CITES en Singapur, 2024. Foto: Shenn Tan

En los últimos a?os, el diálogo intersectorial se ha profundizado. Ya sea involucrando a los sectores pesquero y maderero, el comercio de mascotas y plantas ornamentales, o los pueblos indígenas y las comunidades locales, la CITES sigue sirviendo como un foro confiable para reconciliar la conservación y el comercio. Creamos un espacio seguro y neutral para que las Partes encuentren puntos en común y entablen un diálogo franco y constructivo, no polarizado, tal como lo demuestran los debates en curso sobre el elefante africano y la financiación sostenible, los esfuerzos de los Estados del área de distribución para la conservación del jaguar y la coordinación multilateral para la conservación de la totoaba. Estos foros contribuyen a generar confianza y consenso, permitiendo a las Partes abordar conjuntamente desafíos complejos y encontrar soluciones.

Al reflexionar sobre el pasado, nuestra mirada también se fija firmemente en el horizonte: Samarcanda, Uzbekistán, donde se celebrará la vigésima reunión de la CoP en noviembre de 2025. Esta CoP no solo marcará un encuentro histórico en una de las encrucijadas culturales y comerciales más antiguas del mundo, sino que también servirá como un hito simbólico de medio siglo en la evolución continua de la CITES. Samarcanda nos ofrece una oportunidad única para reafirmar nuestro compromiso compartido, abordar temas difíciles sobre el alcance y la sostenibilidad de la Convención, y perfeccionar nuestra forma de priorizar y colaborar de cara al futuro. Al prepararnos para esta reunión crucial, llevamos con nosotros las lecciones de 50 a?os, el impulso de los avances recientes y la responsabilidad de trazar un rumbo claro y unido para las próximas décadas. El camino a Samarcanda no es solo un destino; es un llamado a la acción.

La CITES no es un acuerdo estático ni autosostenible. Es una promesa viva de invertir en la naturaleza: un compromiso con el futuro, con cada uno de nosotros y con los millones de especies con las que compartimos este planeta.

A todas las Partes en la CITES, las Autoridades Administrativas y Científicas de la CITES, nuestros donantes, socios, observadores, los pueblos indígenas, las comunidades locales, las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley y los jóvenes del mundo, les damos las gracias por acompa?arnos en este viaje y por sus invaluables contribuciones e incansable dedicación que hacen que esta Convención sea más fuerte, más inteligente y más inclusiva.

Que los próximos 50 a?os se caractericen por una unidad más profunda, un enfoque más preciso y acciones más audaces. Sigamos adelante, aprendiendo del pasado y trabajando juntos para abordar las deficiencias y aprovechar los logros para fortalecer los futuros esfuerzos de conservación. Debemos seguir apuntando alto para construir un mundo donde la fauna y la flora silvestres prosperen en sus hábitats naturales, donde el comercio apoye —y no amenace— la biodiversidad, y donde las personas y el planeta prosperen en armonía.

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